No podía soportar la vista de un reloj y por lo tanto no había ni uno en su casa. "Un reloj -decía- es una cosa rara y estúpida". Calculaba el tiempo y sobre todo la hora de las comidas, que era la única que le importaba, con sus cazuelas, una de las cuales estaba siempre llena de garbanzos cuando se despertaba. Con aplicación y regularidad iba pasando ininterrumpidamente a otra, garbanzo a garbanzo. Así tenía sus colaciones en un día medido por cazuelas. "Cada quince cazuelas -decía- necesito un tentempié. Es muy sencillo." La peste Albert Camus
El rey ordenó a Tamar que cuidase a su hermano, y esta hizo un guiso exquisito y hojuelas, y se lo llevó a su estancia. Estaba muy hermosa, con su vestido a rayas, y extendió ante él, sentado en su cama, un mantel blanquísimo. Y le pidió que comiese y no estuviese melancólico.
El restaurante está cerca, la última vez que estuvo comió carne, hoy tomará pescado, es necesario variar, si no tenemos cuidado la vida se vuelve rápidamente previsible, monótona, un engorro.
Mientras se marcha, abre una alforja repleta de huevos de gallina. -¿Por qué cargas con todos esos huevos? -Porque están llenos de recuerdos... Mi mujer los cocinaba de maravilla. Me basta cocer uno para tener la impresión de que vuelvo a estar con ella. -¿Y los cocinas igual de bien? -No, me salen cosas infames, pero eso me permite reavivar los recuerdos con mayor facilidad. Coge uno si quieres. -No quiero que te falte ningún recuerdo. -No te preocupes por mí, tengo demasiados. Tú todavía no lo sabes pero algún día te alegrará mucho abrir el zurrón y encontrar un recuerdo de tu infancia.
Tu grandeza mínima alabo, vuelco como limpio espejo mis ojos sobre tu cuerpo, eventual y enlutando manto.
Viejo fruto de reyes viejos a labios de reyes consagrado. El tiempo construye tu gracia coronada en un agosto cano.
Libar tu roja savia morder tu ensangrentada pulpa, ¡oh licor dadivoso, fruto cumplidor, fiel arcano!
A la boca dulce reparo guardas como de otros labios su ofrenda se tratara, mas a esta mesa te acercas y proclamas tu misterio dulce, tu grandeza llana.