28 septiembre 2008

De la alacena


Padre, de la alacena

saca los caramelos,

la carne de membrillo,

la miel, el chocolate.

Lo que junto no estuvo

nunca en nuestra alacena

sácanoslo despacio.

Que se estropee el estómago,

que se piquen los dientes

si hemos de ver tus manos.


De la alacena
Antonio Hernández

(Guillermo Muñoz Vera)

26 septiembre 2008

En la buhardilla


En los períodos de mayor escasez, Marta, José Agustín y yo hurtábamos berros o tallos de calabaza silvestre en la linde de los huertos o nos desplegábamos en abanico por los castañares vecinos hasta que los gritos y amenazas del dueño o aparcero nos ponían en fuga. En la buhardilla, criábamos conejos y una docena de gallinas: sus huevos, mezclados con acelgas u hojas de calabaza, componían el plato habitual de nuestros almuerzos y cenas con excepción de los días felices en los que recibíamos víveres de Francia o Argentina.


Coto vedado
Juan Goytisolo

23 septiembre 2008

Bombón


Ella no era tan joven, tendría unos treinta años, pero también era alta, de buen tipo, cejas negras y mejillas coloradas..., en una palabra, no era una muchacha, sino un bombón.

El hombre enfundado
Antón Chéjov

(Anuncio de postre III. Thomas Wood)

20 septiembre 2008

El mar almuerza con nosotros


Tan cerca lo teníamos

que no era necesario llamarlo por su nombre.

Dolores apartaba del hogar la cazuela quemándose

los dedos.

Picaba la ensalada.

Con religiosa unción

vertía algunas gotas de aceite en los pimientos asados. Los

jureles

dejaban sobre el plato

brillar su plata verde.

Y entonces, cuando todo se hallaba bien dispuesto, sin llamar a

la puerta, con toda confianza

el mar se entraba en casa

y se sentaba luego a almorzar con nosotros.


El huésped del verano
Carlos Clementson

(Después del banquete. Juan Guillermo Manrique de Lara)

17 septiembre 2008

Crema sumptuosa


750 grs de chocolate negro

100 grs de mantequilla

3 yemas de huevos

Disolver en un poco de agua 750 grs de chocolate negro de repostería. Calentarlo a fuego lento. Cuando tiene la consistencia de una crema, quitarlo del fuego. Echar 100 grs de mantequilla a trocitos. Verter la mezcla poco a poco sobre 3 yemas de huevos batidos. Mezclar bien hasta obtener una crema bien lisa. Verter en el plato de servicio o en copas individuales. Dejar que se enfríe 24 h.

Se conserva 2 ó 3 días en la nevera.


La cocina impresionista de Monet

(Cacao Tobler. Onwy)

15 septiembre 2008

Cocina casera


Lo casero de antes es el lujo de hoy. El mayor lujo en la cocina de hoy en día es poder comer unos huevos de gallina autóctona o unos tomates madurados al sol. Antes, para el gusto burgués lo más era que te sirvieran camareros enguantados, con cubiertos de plata. Ahora se valora el sabor a leña, a la tierra, a lo auténtico.


Andoni Aduriz

(Texturas. Nacho Quiroga)

13 septiembre 2008

Té y pasteles


Se sentó con nosotros y se tomó un té, algo que muy raramente hace, y hasta cogió uno de los pasteles de Antonia. Ni Ana ni yo le habíamos visto nunca comer pasteles en nuestra casa.


Entre limones
Chris Stewart


(Cosecha de pastel de manzana. Janet Kruskamp)


11 septiembre 2008

Milagros de vida


Nuestras comidas consistían en arroz congée (arroz hervido en una papilla líquida), una sopa de verduras que escondía uno o dos trozos de carne de caballo, cartilaginosa del tamaño de un dado, un pan negro duro elaborado con lo que debía de ser basura de un almacén y lleno de trozos de alambre oxidado y polvo pétreo, y boniatos grises, un tipo de forraje que me encantaba. Luego empezaron a servir un cereal llamado trigo agrietado, otro forraje al que me aficioné. Mis padres y los demás adultos se tragaban aquello a la fuerza, pero yo siempre tenía buen apetito, y hasta el día de hoy me cuesta dejar comida en el plato, aunque me desagrade su sabor.


Milagros de vida
J.G. Ballard

(Arroz bol)

08 septiembre 2008

¿Una taza de té?


-¿Una taza de té? -le ofrecí.
Asintió.

Serví el agua caliente por tres veces sobre las hojas de té verde de Longjing, que previamente había depositado en sendos cuencos de porcelana de celadón de comienzos de la dinastía Ming, de color verde amarillento cálido. Según se decía, el primer agua era un encuentro, la segunda un placer y la tercera una despedida.


El secreto de la porcelana
Emilio Calderón

03 septiembre 2008

Muerdo el melocotón


Muerdo el melocotón. Su oro chorrea
por los dientes y fluye en la garganta.
Fresca pulpa que lame el sol y canta,
iluminando cuanto me rodea.

Boca feliz que siente y deletrea
el néctar añorado y se atiranta
en la sed de una lengua que levanta
la tersa plenitud de la marea.

Ahora bebo este zumo desleído
en su cauce de aroma y de caricia.
Es el sensual instante en que mi mano

abre otra vez el fruto sostenido,
para sorber su carne en la delicia
de esta hora radiante del verano.


Justo Jorge Padrón

(La vida es un melocotón. Dona Turner)

01 septiembre 2008

El primer café de la mañana


El tomarse un café por la mañana es aquí un rito ancestral a partir del cual -junto con la oración- los árabes comienzan el día. La campanilla del vendedor de café que al amanecer recorre el barrio calle tras calle ha sido su tradicional despertador. Al oír este toque de diana, se levantan de un salto y salen de sus casas a esperar la aparición del hombre que distribuye el café recién hecho, aromático y fuerte. El tomarse un café por la mañana es el momento de intercambio de saludos y parabienes.


Zanzíbar. Ébano
Ryszard Kapunscinski

(Café expreso. Susan A'court)